Borrajas al ajillo con jamón

"Como agua de borrajas", lo hemos oído montones de veces para expresar que lo que sea no ha llegado a nada, que es insulso, así casi de forma despectiva, y es verdad, que el agua de cocer las borrajas tiene un sabor que casi ni lo es, pero según dicen tienen, el caldo y las borrajas, muchas propiedades medicinales, incluso curativas.

Como hace mucho tiempo dije que en estas cosas no me iba a meter, porque no soy una voz autorizada (ni nutricionista, ni médico, ni cocinera), solo soy una simple cocinillas os remito a cualquiera de ellos para que os informe con autoridad. Y si no, siempre nos quedará San Google.

Elaboración:

Ponemos una olla al fuego con abundante agua y sal, esperamos a que hierva.

Limpiamos las borrajas como si fueran pencas de acelga, quitando con paciencia las hebras y, de paso, los pinchitos que las cubren. Las cortamos a nuestro gusto y las vamos dejando en agua hasta el momento de cocinarlas.

Pelamos las patatas, las cortamos en cuadritos no muy grandes y reservamos junto con las borrajas.

Una vez que el agua esté a punto de hervir, o hirviendo, echamos las verdura y las patatas, las dejamos cocer a fuego medio hasta que estén en su punto.

Ponemos al fuego una sartén, con medio vaso de aceite, dejamos que se vaya calentando.

Pelamos y laminamos los ajos, los añadimos al aceite caliente junto con la cayena, cuidando que no se nos quemen. Pasamos por el mismo aceite, sólo un momento las lonchas de jamón (o los taquitos, lo que hayáis elegido).

Escurrimos las borrajas y las patatas (guardamos el caldo) y cuando el aceite haya bajado un poco el calor las rehogáis, solo un momento.

Ponemos todo esto en la fuente de servir y un plato más sencillo, seguro que no lo vamos a encontrar.

Sugerencias útiles:

Si compráis las borrajas con las hojas, también son aprovechables, podemos hacer un rebozado para una guarnición que no sé cómo se llama, pero si sé la forma de hacerlo ahí va:

Después de limpias las hojas, las secamos, y juntamos tres o cuatro a la contra, o en abanico,  las rebozamos en harina y huevo y las freímos, las ponemos en un papel de cocina para quitar el exceso de aceite y ya tenemos una guarnición.

También sé que las hacen como postre, pero ahí no tengo ni idea, aunque miraré por San Google y seguro que algo me cuenta.