Alboronía o Al-Boronyya
Hablando de platos típicos de
nuestros lugares de origen, por boca de Fernando,
un colega del Gym, que pinta mucho y
bien, surgió éste: Alboronía o Boronía, una especie de pisto, que se hacía en la cocina de su familia, en algún lugar de
Andalucía, y que era fundamentalmente de calabaza. Hasta ahí Fernando dixit.
Emperecé a buscar, por san Google, ya conocéis mi afición, y caí en la Wiky que me contó: "es un plato de origen árabe, cuyo nombre Al-boroniyya, significa cierto manjar. Se servía en época de cuaresma y es el precursor del pisto manchego" Y Hasta aquí Wiky dixit. Yo lo del pisto no me hubiera atrevido a decirlo, menudo problema de intereses, pero si lo dice una autoridad, o eso creo, ahí se queda.
Como mi devoción por San Google es infinita, mirando, mirando encontré en el Periódico de Extremadura que este plato se sirvió en la boda del Califa Al-Mamun con la favorita Alburan, en Bagdad. Un músico, al que querían cortar la cabeza por aquellos lares, huyó llegando hasta Córdoba, allá por el 822, donde fue bien acogido por Abderraman II, le guisó su plato estrella y allí se quedó como cocinero de la corte. Quien le iba a decir que por una verduras bien guisadas, cambiaría la música por los fogones, y salvaría su cabeza, pero así son las cosas, donde menos lo esperas, te acogen como a uno de la familia. La buena cocina sirve para algo más que para engordar.
La historia es bonita, os lo aseguro, pero esto es un blog de cocina.
Buscad por San Google que no os vais a arrepentir.
Ingredientes para 4 raciones o alguna más:
Los imprescindibles:
- 300 grs. de calabaza
- 1 berenjena no muy grande y que tenga la piel muy firme
- 2 tomates hermosos y muy maduros
- Aceite, pimienta, sal y cominos
Los restantes también son importantes, pero podemos poner y quitar según nuestras existencias. A gusto de cada quien:
- 1 calabacín pequeño
- ½ cebolla
- 1 pimiento italiano rojo
- 1 pimiento italiano verde
Elaboración:
Pelamos la calabaza y la cortamos en dados a nuestro gusto, la cocemos durante 5 o 6 minutos en agua caliente con sal. Cuando la saquemos del agua caliente la ponemos en agua fría con un poco de hielo, un par de minutos, la escurrimos y reservamos.
Partimos la berenjena de un tamaño similar a la calabaza, la ponemos en un colador y la espolvoreamos con un poco de sal gorda, pasados 10 minutos retiramos la sal y dejamos la berenjena escurriendo en el colador.
Partimos la cebolla y los pimientos de tamaños similares, los ponemos en una sartén espaciosa con un fondo de aceite, dejamos que se vayan pochando lentamente. A continuación, incorporamos la calabaza y la berenjena, tapamos la sartén y esperamos a que esté todo bien pochado, procurando que no se deshaga.
Rallamos los tomates y cubrimos con ellos el guiso, dejando que cueza un poco más.
Rectificamos de sal y espolvoreamos con un poco de pimienta recién molida.
Sugerencias útiles:
Como entenderéis en el año 822, los tomates y pimientos aún no habían hecho su aparición por estos lares, pero con el descubrimiento del Nuevo Mundo, se pudieron incorporar a todos estos platos enriqueciéndolos.
Si añadimos un bote de garbanzos ya cocidos y un huevo frito, puede ser un plato único, calentito en invierno, y fresquito para el verano.
También pienso que se puede utilizar como guarnición para carnes y pescados.
He encontrado recetas en las que utilizan muchas especias, pero me parece que con los cominos y la pimienta queda bastante aparente, pero ya sabéis podéis poner y quitar lo que se os antoje, menos la calabaza y la berenjena, que aunque no son mis verduras favoritas, para este plato son imprescindibles.