Ajoblanco andaluz
Ajoblanco. Mucha gente piensa, antes de haberlo probado, que se va a encontrar con un batido de ajos, nada más lejos, el sabor del ajo tiene que ser tan sutil que debemos adivinarlo sin llegar a notarlo, (no sé si está bien explicado).
El abuelo Vicente, mi suegro y extremeño para más señas, al decir de toda la familia, hacía un ajoblanco para lamer hasta la taza, y a lo pobre, como él decía, es decir con pan, aceite y ajo, todo ello bien majado en un lebrillo y ligando el aceite como si fuera una mayonesa. Los días de fiesta se podía echar 1 huevo y, si había suerte, unos trozos de liebre, perdiz o conejo, cazados con anterioridad.
Cuando yo le conocí ya usábamos batidoras, almendras y algunas delicadezas más que, lejos de desvirtuar el plato lo enriquecían, en este caso, con las almendras, se apellida "malagueño", pero yo lo he conocido en todas las provincias de Andalucía.
VA POR TI YAYI, sé que no lo haré como tú pero buena voluntad no me falta.
Ingredientes para 6 raciones (1 litro aproximadamente)
- 150 grs. de almendras crudas (yo uso marcona)
- 1 ajo (es opcional poner mas o menos, os recomiendo probar con la mitad e ir probando)
- 1 litro de agua fría (dependerá de cómo nos guste de espeso)
- 150 grs. de pan candeal de un par de días.
- 100 ml. de aceite de oliva virgen extra
- 30 ml. de vinagre de jerez
- sal
Para acompañar:
Lejos de aquellos tropezones que añadía el abuelo, nosotros solemos tomarlo, cuando las hay, con uvas moscatel, o unos trocitos de melón y ahora, se está poniendo de moda el kiwi.
Elaboración:
Ponemos en un cuenco las almendras, la miga de pan y la mitad del agua, lo dejamos hidratándose unos 20 ó 30 minutos, mejor en la nevera para que vaya cogiendo frio.
Vertemos el contenido del cuenco en el vaso de la batidora e incorporamos ½ ajo, sin el germen, y lo batimos a la mayor velocidad posible, vamos añadiendo poco a poco el aceite, a continuación el vinagre y la sal.
Añadimos agua fría a nuestro gusto y es el momento de probar si está o no bien aliñado, rectificando en lo que creamos conveniente.
Lo pasamos por un colador de malla muy fina y lo dejamos en la nevera hasta el momento de tomarlo.
Sugerencias útiles:
En casa el sabor del ajo nos gusta lo justo, podéis añadir más a vuestro gusto.
Si decidimos que nuestro acompañamiento sean algunos tropezones relacionados con la caza, mejor que ir al monte vamos al mercado, y el bicho elegido pedimos que nos lo troceen bien y ya en casa lo freímos y deshuesamos, dejando lascas que quepan bien en la cuchara. En este caso, el ajoblanco será una crema ligeramente consistente para servir en un cuenco.
Si por el contrario preferimos beberlo, lo servimos en copas chulas y el melón o las uvas las pinchamos en brochetas, con lo que nos va a quedar un plato de lujo.
También lo podemos hacer con piñones en la misma cantidad, o mezclar mitad piñones y mitad almendras, eso son pruebas que podéis hacer hasta encontrar vuestro sabor
Bueno esto no da mas de sí, que os salga muy requetebién, que lo merece.